Anubis

Los chacales fueron numerosos en Egipto, especialmente en las tierras desérticas que se extendían más allá de las estrechas franjas fértiles regadas por el Nilo. Desde tiempos remotos, los egipcios comenzaron a enterrar a sus muertos en esas tierras yermas. Y, por supuesto, los chacales rondaban aquellos cementerios. Esta asociación tan real entre el chacal y la muerte se plasmó en la religión egipcia en la figura del Dios Anubis.

El dios chacal fue el protector de la momificación, el señor y guardián de los cementerios y quien guiaba a los difuntos ante Osiris para ser juzgados. Otras divinidades adoptaron, a nivel local, la misma forma de chacal, siempre en relación con la muerte y los cementerios. Pero con el tiempo, todos acabaron por asimilarse a Anubis.

Hator

Como suele ser frecuente en el caso de todas las diosas asociadas a la fertilidad y al Naturaleza, Hator fue una de las divinidades más antiguas del panteón Egipcio. También ella, como Jnum, tomaba la forma de uno de los animales habituales en los rebaños de las primeras civilizaciones. Hator solía representarse como una vaca, como una mujer con orejas de vaca o bien con forma femenina y cuernos entre los que portaba un disco solar.

Hator jugó un papel fundamental en Egipto como diosa cósmica, divinidad relacionada con la alegría, el canto y la fertilidad. Fue protectora de los difuntos y esposa de Horus. Pero, como además, representaba al cielo y Horus al sol, era también el lugar de reposo del dios solar, de ahí su representación con el disco solar entre los cuernos.

Tan importante fue que su culto se extendió por la mayor parte de la tierra egipcia, aunque sus lugares de adoración más significativos estuvieron en Dendera y en el Sinaí, donde era protectora de las minas de plata.

Horus

Los halcones, omnipresentes en los cielos egipcios, pronto se identificaron con el dios-sol. Horus adoptó muchos epítetos en función de aspectos concretos de su carácter divino: Haroeris como divinidad solar y dios asociado al faraón, Horajty como el sol en el horizonte, Harpócrates como dios niño, hijo de Osiris y de Isis o Montu como divinidad guerrera, durante el Reino Medio.

Como dios solar estuvo asociado a la figura del faraón reinante quien entre los cinco nombres de la titulatura real contaba con un Nombre de Horus.

Jepri

El escarabajo pelotero tiene por costumbre formar una bola de estiércol y transportarla entre sus patas delanteras para después enterrarla y depositar en ella sus huevos. Así, llegado el momento, de la tierra surgen nuevos escarabajos que parecen brotar de la nada.

Este fenómeno llevó a los antiguos egipcios a considerar al escarabajo la manifestación del concepto de renacimiento. El nombre que los egipcios dieron a esta divinidad con forma de escarabajo fue Jepri, cuya raíz estaba relacionada con los términos "desarrollo" y "nacimiento".

Además, Jepri fue considerado una de las manifestaciones de la divinidad solar. La forma en la que el escarabajo trasladaba su bola se tradujo en la idea de que Jepri simbolizaba el recorrido del sol por el horizonte.

Jnum

Muchas divinidades de la antigüedad, y Egipto no iba a ser una excepción, adoptaron aspectos del ganado que tan importante fue para estas primeras civilizaciones. En Egipto, varios dioses tomaron la forma de un carnero, entre ellos Jnum, el dios local de Elefantina, en el Sur del país.

Al igual que Tot, Jnum fue una divinidad creadora. Mediante su torno de alfarero daba forma a niños y niñas con el barro del Nilo, pero un día, cansado, rompió su torno y colocó en cada mujer una parte del mismo para que ellas fuesen, a partir, de ese momento, las encargadas de la procreación de la humanidad.

Ra

Ra fue para los antiguos egipcios la quintaesencia de todas las manifestaciones de la divinidad solar. Sus atribuciones y su iconografía fueron complejas porque muchos dioses reforzaban sus cualidades mediante su asociación con Ra. Se trataba de una divinidad creadora que dominaba sobre las tres esferas del universo: los cielos, la tierra y el inframundo.

Como divinidad celeste, Ra solía aparecer representado como un hombre con cabeza de halcón, coronado por un disco solar con una cobra enrollada a su alrededor. La serpiente simbolizaba el poder del dios para repartir la muerte de forma inmediata. En su forma de dios asociado al Inframundo, Ra adoptaba una cabeza de carnero. Además, en las fuentes literarias suele describírsele como un rey anciano con piel de oro, huesos de plata y pelo de lapislázuli. Ra fue el dios faraónico de las primeras dinastías egipcias.

Sejmet

En las tierras del sur de Egipto, en la parte del país conocida como Alto Egipto, podían observarse leones con cierta facilidad. Estos animales eran las criaturas más feroces a las que podían llegar a enfrentarse los antiguos egipcios. Por este motivo acabaron por personificarse en la diosa Sejmet, una poderosa divinidad femenina, colérica y feroz, con rostro de leona.

Sejmet, diosa de la guerra y la venganza, podía exhalar un aliento ardiente como el viento de los desiertos del Sur del país. A pesar de su carácter impredecible, su gran poder permitía que si se la apaciguaba adecuadamente, la diosa pudiese ofrecer innumerables dones, además de protección. Por este motivo, los antiguos egipcios desarrollaron un complejo ritual para aplacar su ira. Solía tener lugar frente a una estatua de la diosa. Gracias a ello, se conservan numerosísimas representaciones de la diosa leona del Alto Egipto.

Sobek

El feroz cocodrilo del Nilo también fue identificado por los antiguos egipcios con una divinidad, igual de fiera. Sobek, el dios cocodrilo, fue uno de los más antiguos del panteón egipcio.

Durante mucho tiempo, Sobek fue considerado una divinidad violenta y viciosa, como el animal al que se le asociaba. Pero, precisamente, ese mismo carácter irascible con el que se le identificó, lo convirtió también en el perfecto protector de los débiles.

Sin embargo, desde el Reino Medio, sus características fueron cambiando, paulatinamente, hasta convertirse en un dios benéfico y asociarse con Horus y el faraón, para acabar por convertirse en uno de los dioses de la realeza egipcia. Alcanzó su mayor apogeo al final del reino egipcio. Su templo más importante se levantó al sur del país, en la ciudad de Kom-Ombo.

Seth

Muchas de las divinidades del panteón egipcio tomaron formas y características propias del mundo animal. En esto Seth no fue una excepción. Pero desconocemos cuál es el animal concreto con el que se asocia. Hay quien piensa que su aspecto de tiempos históricos deriva de alguna epresentación muy antigua y simple y quien opina que se trata de la representación de una criatura ficticia.

El caso es que Seth fue uno de los dioses más antiguos de Egipto. Jugó un papel esencial en la historia de Osiris. Seth fue el hermano y enemigo enconado del dios, a quien despedazó, para después desperdigar los pedazos de su cuerpo por toda la tierra de Egipto.

Seth representó todo lo negativo para el mundo egipcio; era el señor de "todo lo rojo", considerándose este color maligno. Fue el dios de los escasísimos y sobrecogedores truenos, además del mejor de los arqueros. Esta última característica hizo que fuese especialmente venerado por los soldados.

Tot

Tot, el Dios de la ciudad de Hermópolis gozó de una importancia especial en el panteón egipcio. En tiempos antiguos, una de las cosmogonías que explicaban la creación del mundo, tuvo como figura central a este dios. De acuerdo a esta narración, Tot invocó con su voz a cuatro parejas de divinidades que, emergiendo de las aguas primordiales, crearían el cuerpo del que surgiría Ra.

Tot fue considerado un dios lunar, representándose como un ibis o como un babuino. Fue tenido por el más sabio de los dioses y como el inventor de la escritura jeroglífica y como tal, fue protector de los escribas.