Cidipe, sacerdotisa de la diosa Hera, viajaba desde su ciudad, Argos, a un festival en honor a la diosa Hera, cuando, por el camino, los bueyes que tiraban del carro, agotados, se detuvieron. Ante la contrariedad, los hijos de Cidipe, Cleobis y Bitón decidieron empujar el carro hasta el santuario de Hera, a lo largo de 45 estadios.
A su llegada, su madre, impresionada por el fervor hacia la diosa que sus hijos habían demostrado, solicitó para ellos el mejor regalo que los dioses pudieran conceder a un mortal. Tras la fiesta en honor a la diosa, ambos jóvenes se durmieron en el templo para no despertar jamás.